Josenia Hervás recupera el trabajo de las mujeres de la Bauhaus

La arquitecta explica esta tarde «la ventana de oportunidad» femenina en Alemania antes de desatarse el horror nazi

Fueron 14 años de libertad en la República de Weimar. Casi década y media en la que las mujeres por primera vez tienen acceso a la educación al igual que los hombres. Hasta que en 1933 el Partido Nazi, con Hitler a la cabeza, acabó con ese sueño de la Escuela de la Bauhaus, en la que hombres y mujeres estudiaban arquitectura, diseño, artesanía y arte.

La arquitecta Josenia Hervás analizará hoy esa «ventana de oportunidad» que tuvieron las mujeres en Alemania antes del horror nazi. Lo hará en la conferencia «Mujeres en la Bauhaus», que ofrecerá hoy, a las 19.00 horas, en el Colegio de Arquitectos de Asturias (Marqués de Gastañaga, 3). En esos años, explica la experta, «las mujeres pasan de ser receptoras a ser productoras». Antes compraban teteras, alfombras y otros útiles, en la Bauhaus son ellas las que fabrican lámparas y otros productos. La charla lleva por subtítulo «De lo bidimensional al espacio total», porque las mujeres llegan desde el taller de tejidos a la arquitectura, que es el fin último de la escuela, aunque es cierto que las puertas estaban abiertas pero no de par en par.

La Bauhaus fue un referente en la formación técnica y artística y allí estaban ellas pese a que la historia no lo ha reconocido hasta décadas después. En el centenario de la creación de la escuela, Hervás recuerda la conmemoración de hace 50 años. Los fastos del medio siglo se concretaron en una exposición que recorrió las principales capitales del mundo entre 1968 y 1970. Se hizo un catálogo en alemán con la biografía de los alumnos más destacados, no aparecía ninguna mujer del departamento de consturcción. Poco después se hizo la edición en inglés y se añadió un nombre femenino. La última edición de aquel catálogo se hizo en castellano y ya aparecían dos mujeres más. «No habían incluido el nombre de ninguna arquitecta», insiste Hervás, que sí comprobó la existencia en aquel catálogo de biografías «de alumnos que luego no tuvieron ninguna importancia en la historia».

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