¿Está preparada América Latina para recibir a los inmigrantes ilegales que volverían de Europa?

Cientos de inmigrantes muestran sus papeles tras encerrarse en una iglesia de Barcelona, para exigir la legalización de los indocumentados en España.

La crisis económica en España y la estricta ley de retorno de la Unión Europea (UE) podrían hacer que muchos de los casi ocho millones de indocumentados que hay en el bloque, vuelvan a sus países.

Mayor desempleo, menos remesas y, por lo tanto, índices de pobreza más altos son algunas de las consecuencias que se presentarían con el regreso -obligado o voluntario- de inmigrantes latinoamericanos por las más estrictas leyes de retorno que aplicarán a partir del 2010 los 27 países de la UE.

Se estima que en ese bloque económico y comercial hay unos ocho millones de inmigrantes ilegales que de no solucionar su situación de irregularidad, podrían ser objeto de las fuertes políticas migratorias por parte de esos Estados.

Entre ellas se encuentran la retención por un período de hasta 18 meses -para casos excepcionales y de 12 meses para los casos regulares- mientras se tramita su salida del país. Una vez expulsados, no podrán regresar a la UE en cinco años.

También se contempla la posibilidad de repatriación para los menores de edad que no estén acompañados por sus padres.

Las medidas, que en algunos casos han sido catalogadas como una vergüenza por gobernantes y organizaciones humanitarias, podrían ser aplicadas con una mayor disciplina por algunos países como Francia e Italia, cuyos gobernantes (Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi, respec) han dicho que es necesario controlar los flujos migratorios irregulares.

En otros casos, como España (donde ya se asoma una crisis económica que también influye en el tema, ver nota anexa), hay una tendencia manifestada por las autoridades de no llegar a extremos al aplicar estas normas, en el entendido de que los altos niveles de desarrollo a los que ha llegado ese país se deben, en buena medida, al aporte que trabajadores del norte de África, Europa del Este y Latinoamérica han realizado en las últimas décadas.

Sin embargo, también hay quienes consideran que en el caso de que el país ibérico no aplique las leyes con la rigurosidad de sus vecinos, podría llegar a sufrir problemas por una superpoblación inmigrante presionada a salir de los otros países y atraída por políticas laxas en la materia.

¿Qué pasaría en Colombia?

En el caso de Colombia hay división de opiniones entre la academia, las autoridades y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El ministro de Relaciones Exteriores, Fernando Araújo Perdomo, le dijo a EL TIEMPO que «confía en que las medidas adoptadas por la Unión Europea no afecten a los colombianos».

Y a pesar de que en España está la mayoría de inmigrantes colombianos en Europa, considera que el gobierno de ese país no va a tomar medidas contra los nacionales.

Sin embargo, la economista e investigadora de la Universidad Nacional, Adriana Rodríguez, quien ha realizado estudios sobre el impacto de la inmigración colombiana en España, no se muestra tan confiada.

En diálogo con este diario, la economista dijo que Colombia no está preparada para recibir un masivo flujo migratorio «pues aumentaría el desempleo, especialmente de la zona cafetera, que ha sido la región más 'expulsora' de migrantes».

No obstante, consideró que «los impactos van más allá de eso, pues hay familias que dependen para su consumo básico de las remesas que envían sus familiares desde la UE».

Solamente desde España, destino del 23,3 por ciento de la inmigración colombiana al exterior y segundo en importancia tras Estados Unidos (35,4 por ciento), llegaron el año pasado 1.240 millones de euros en remesas.

Si llegan a disminuir esos giros de una manera importante, según la investigadora, los niveles de pobreza e indigencia subirán.

José Ángel Oropeza, jefe de la misión de la OIM para Colombia, le dijo a EL TIEMPO que las normas de la UE no serán problemáticas para Colombia pues de acuerdo con estudios previos realizados por la organización, los nacionales en Europa se adaptan rápido a los planes de regularización, y además son una mano de obra apreciada.

Además, consideró, que los colombianos irregulares en Europa son relativamente pocos.

Un elemento adicional, que según el director de la OIM para Colombia, puede amortiguar una eventual llegada de trabajadores colombianos en Europa «es el buen momento que está viviendo la economía colombiana y que permitirá que se puedan insertar dentro de la actividad productiva».

Según la OIM, cerca del 3 por ciento de la población global, unos 200 millones de habitantes, son migrantes, de los cuales 85 millones desarrollan alguna actividad laboral.

De acuerdo con el censo del 2005 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), hay 3,3 millones de colombianos en el exterior.

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