Darío Villanueva: «En España sentimos a la Academia Chilena como hermana»

La Academia Chilena de la Lengua cumplió 130 años y el viernes celebrará su aniversario con un acto solemne. Entre los invitados está el director de la RAE.

En un tomo de sus memorias, el arquitecto catalán Oriol Bohigas (Barcelona, 1925) contaba lo sorprendido que estaba en su primer viaje a Chile cuando vio grandes letreros que decían “Sáquese la Polla”, lo que para un español no era precisamente la lotería.

En el trigésimo director de la Real Academia Española de la Lengua, Darío Villanueva (1950), quien tomó posesión de su cargo en enero de 2015, bien sabe que los diversos países hispanohablantes tienen distintos usos, pero también que los localismos son como pequeños puntos en el gran cuadro de un lenguaje común.

La corporación que dirige cumplió 300 años en 2013. Este año su correspondiente chilena cumple 130 años y Villanueva es uno de los invitados a la celebración del aniversario.

¿Tiene un buen deseo para el cumpleaños de la Academia chilena?

Tengo no uno, sino muchos buenos deseos para la Academia Chilena de la Lengua, creada el 5 de junio de 1885 por un grupo de dieciocho fundadores encabezados por su primer director, José Victorino Lastarria. Mi principal deseo es que continúe trabajando como hasta ahora, con el mismo entusiasmo y dedicación, en favor del español de Chile y de la unidad de esta lengua que compartimos más de 500 millones de hispanohablantes en el mundo. Esa tarea común se ha plasmado en numerosas obras conjuntas de las 22 academias, la última de ellas la vigesimotercera edición del Diccionario de la lengua española, que muy pronto estará disponible en línea para su consulta gratuita, a través de la Red, desde cualquier lugar.

¿Cómo cree que le ha sentado la edad?

Aunque tendré el honor de comprobarlo personalmente cuando llegue a Santiago de Chile (hoy, 14 de octubre), la información de la que dispongo no puede ser más favorable. El transcurrir del tiempo, sobre todo cuando ya se sobrepasa con creces el primer siglo de historia, supone experiencia y conocimiento. Me consta que su actual director, don Alfredo Matus, un visitante asiduo de España que nos honra con su amistad y colaboración permanente, ha hecho y hace una labor muy meritoria para mantener a la Academia Chilena en lo más alto y con el reconocimiento institucional que le corresponde.

La Española la dobla en años, ¿algún consejo que darle?

Aunque en la RAE estamos a punto de terminar las conmemoraciones del tricentenario de la corporación, más que consejos prefiero ofrecerle nuestro respaldo y nuestra ayuda en todo lo que precise la Academia Chilena para seguir cumpliendo su misión tan dignamente como hasta ahora. Hay que subrayar que las 22 corporaciones que forman la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), fundada en México en 1951, trabajan y se relacionan en un plano de absoluta igualdad, con los mismos derechos y obligaciones, al margen de su antigüedad o del tamaño de sus países respectivos. Uno de los motivos de mi viaje a Chile, además de sumarme a las celebraciones del 130º aniversario de su Academia, es reunirme en Santiago con los directores y presidentes de todas las demás corporaciones, en mi calidad de presidente de la ASALE, cuyo XV congreso se celebrará del 21 al 25 de noviembre en la Ciudad de México.

¿Cómo debe ver la Academia chilena a la española: como una hermana mayor, como una madrastra, como una institutriz?

De todas las opciones que Ud. me brinda, creo que la más ajustada sería la de hermana porque así la sentimos desde España, tanto a la chilena como a las demás academias. También le admito lo de mayor, pero solo por razones de edad, no por ningún otro tipo de privilegio o estatus.

¿Qué opina de los diccionarios de uso diferencial, como el Diccionario de uso del español de Chile?

Las academias aspiramos siempre, al menos como ideal, a la elaboración y publicación de un diccionario común, de carácter panhispánico, cuyo léxico sirva indistintamente para cualquiera de los países hispanohablantes. Así, con este espíritu, hemos preparado la última edición, la vigesimotercera, mencionada antes. Disponemos también de un Diccionario de americanismos, editado por ASALE en 2010 y actualmente en fase de revisión, una obra disponible asimismo en Internet, en el portal de la Asociación, de acceso libre.

Junto a ellos, y afortunadamente, existen los diccionarios propios que publica cada academia, como el que Ud. menciona de Chile, que recogen las variantes y usos de los distintos países y que tienen el apoyo de la ASALE. Todos ellos son bienvenidos porque ayudan a conocer mejor nuestra lengua y nos confirman que es mucho más lo que nos une, el léxico común, que lo que nos diferencia. Todo ello, lo que compartimos y las particularidades de cada lugar, contribuyen a enriquecernos como hablantes.

¿Sirven para evitar sorpresas como la que se llevó Bohigas?

Sirven los diccionarios diferenciales y también los más generalistas, que incorporan numerosos localismos identificados como tales y con las marcas correspondientes sobre su procedencia geográfica. Al margen de los usos propios de cada país, lo cierto es que un chileno o un español pueden entenderse sin problema alguno con los hispanohablantes de cualquier parte del mundo. Esa es nuestra gran suerte, todo un privilegio.

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